Pies Pronadores: Prevención y Tratamiento

Siguiendo con los pies pronadores y supinadores, vamos a diferenciar nuevamente entre pies que tienden a realizar un exceso de pronación durante la marcha, y aquellos que tienden al caso opuesto, a realizar un exceso de supinación. Y también recordamos que es normal y necesario que el pie prone y supine, eso sí, en la justa medida, y nos vamos a centrar en el pie pronador que es el que se presta a más confusión, puesto que puede verse como un pie plano.
¿Qué es un pie pronador?
Es un pie que tiende a presentar un gran descenso del arco longitudinal interno. Es decir, el puente desciende y se aplana.
Síntomas y signos clínicos.
Se observa claramente cuando la persona está de pie, soportando el peso del cuerpo. Existe un gran descenso del arco longitudinal interno acompañado muy posiblemente de dolor en la planta del pie desde la parte externa del tobillo hasta el punto más alto del puente. También puede aparecer dolor en el maléolo peroneal –parte externa del tobillo- y en la apófisis estiloides del quinto metatarsiano –el punto más prominente del pie en la parte externa. Además, puede aparecer dolor muscular en la parte lateral externa de la pierna –músculos peroneos-.
¿Por qué se produce?
Se produce por la acción de los músculos laterales externos de la pierna, es decir, los músculos peroneos. Puesto que su tendón por una parte cruza toda la planta del pie, y por otra se inserta en la parte externa del pie –en concreto en la apófisis estiloides del quinto metatarsiano-, el simple acortamiento o el aumento de su volumen puede generar una contracción casi permanente, que se traduce directamente en el descenso del arco longitudinal interno. En otras palabras: cuando se está de pie, la altura del puente desciende considerablemente y da la imagen de un pie plano. Esto se agrava cuando se corre, puesto que hay una tracción continua de ambos tendones.
Otros factores pueden ser: alteraciones biomecánicas del pie.
¿Cuál es el tratamiento más adecuado?
Se consideran varios aspectos:
1. Valoración de los músculos peroneos: valorar si están acortados y/o muy tonificados.
2. Valorar si existe alguna alteración articular en el pie que por sí misma genere el descenso exagerado del puente.
3. Localización exacta del dolor: en el quinto metatarsiano (en el lateral del pie), en el recorrido del tendón por la planta del pie, en la inserción del tendón en el punto más alto del puente o en el mismo lateral del tobillo.
El tratamiento básico será la aplicación de una plantilla destinada a evitar el descenso del puente. Complementariamente, y en función de dónde esté localizado exactamente el dolor, se añadirá el tratamiento físico: relajación, estiramiento y/o tratamiento de los puntos dolorosos.
En cualquier caso, será imprescindible una correcta valoración del apoyo del pie y de la función muscular de los músculos Tibial Anterior y Peroneos.