El uso de las plantillas
Análisis del efecto que tienen las plantillas sobre el pie y la combinación de las plantillas con el zapato deportivo: Tal vez, hay varias preguntas que el deportista se hace: ¿por qué debo usar plantillas? ¿Van a mejorar las plantillas mi rendimiento deportivo? ¿Por qué unas plantillas funcionan y otras no? Tratemos de reflexionar un poco al respecto.
Es lógico pensar que por naturaleza el cuerpo es capaz de desplazarse y realizar movimientos por sí mismo, es decir, sin la necesidad de ayudas externas. Es cuando estas condiciones no se cumplen que necesitamos esas ayudas, y podemos anotar varios ejemplos que nada tienen que ver con la podología: el uso de gafas de visión, el uso de audífonos, el uso de corsés… En el caso del aparato locomotor, es decir, el que nos permite desplazarnos y realizar todas las actividades deportivas, se pueden usar lo que se denominan ayudas externas a la marcha, que contemplan aspectos tales como el uso plantillas, muletas, sillas de ruedas, etc. Se deduce entonces que en el momento en que se decide usar una plantilla es porque algo del aparato locomotor falla. En este caso concreto, el pie.
El pie es un elemento activo, es decir, está destinado al movimiento y a soportar el peso del cuerpo. Cuando falla, se produce un mal apoyo y un mal movimiento, y eso repercute directamente tanto en la acción de andar como en la del deporte. Estas repercusiones se manifiestan en primer lugar con la aparición del dolor, y posiblemente con la aparición de la queratosis –conocida por todos como el callo-. Ambos hechos implican que el cuerpo limite su actividad y función o que incluso la anule. Nos referimos, claro está, al momento en el que durante la práctica deportiva ha aparecido un signo de dolor en alguna parte del pie, o del resto de la extremidad inferior, que ha obligado a disminuir la intensidad del esfuerzo o a anularla por completo con lo que ello lleva asociado: la pérdida y/o falta de competitividad y la incapacidad de realizar la práctica deportiva que tanto nos gusta, o simplemente poder andar y desplazarse.
¿Por qué se deben usar las plantillas?
Cuando el deportista acude a la consulta del podólogo afirma tres cosas: tiene dolor en el pie, ha tenido que disminuir la intensidad física o directamente la ha anulado porque no puede realizarla debido al dolor, y necesita volver a estar en plenas condiciones para realizar la práctica deportiva. En otras palabras, necesita una solución urgente para poder seguir con su actividad deportiva. Frente a esta situación, la acción del podólogo o podóloga debe centrarse en la exploración de ese pie y del resto del cuerpo para valorar si el problema tiene su origen en el pie y repercute en el resto del cuerpo o viceversa. La mayor parte de los problemas son provocados por un mal reparto de las presiones en el pie, originado por una alteración existente en el pie, que provoca el dolor en zonas concretas de la planta del pie. El dolor altera el apoyo del pie, esto provoca el cambio de apoyo del resto de la extremidad inferior y probablemente el cambio de postura. En consecuencia, todo el cuerpo de ve afectado. ¿Dónde entran las plantillas? En la rectificación del mal apoyo, en base al diagnóstico tras la pertinente exploración. Un elemento que se ha convertido en imprescindible para un diagnóstico más preciso es el estudio de presiones, que permite conocer el reparto de presiones tanto en posición bípeda estática –es decir, de pie sin moverse- como en dinámica en el pie. Se realiza mediante plataforma de presiones y muestra con un alto índice de exactitud como apoya el pie, y lo más importante, permite asociar el punto de dolor con el punto de más presión.
En estas imágenes, que corresponden a una captación de presiones mediante plataforma de presiones, se ve cómo las zonas de máxima presión –en color rojo- lejos de abarcar toda la zona anterior del pie, se centran en unos puntos concretos. Esta puede ser la evidencia objetiva del dolor en un punto localizado de la planta del pie causado por un problema del mismo.