Nuestro organismo no es una estructura estática, sino que se relaciona y varia de manera muy importante con respecto al medio que le rodea. En la infancia, el pie es una estructura cartilaginosa (blanda) en proceso de crecimiento y consolidación, por lo que deberemos ser cautos con sus cuidados y utilizar la prevención para evitar deformaciones y/o patologías posteriores.
El proceso de aprendizaje a caminar es distinto para cada niño, no se debe forzar a caminar prematuramente, pués no le beneficiará en absoluto. En sus primeros pasos basta con seleccionar un calzado que el protega del suelo y tenga la sufiente flexibilidad como para permitir al niño sentir el suelo (sensación propioceptiva), con ello conseguiremos que progresivamente vaya madurando todo su aparato locomotor.
Los zapatos fueron diseñados para proteger al pie y permitir una marcha confortable, segura y ergonómica. Por lo tanto, la selección de unas características determinadas de materiales y elementos puede favorecer tanto el paso como el crecimiento. El podólogo es el profesional idóneo para informarle sobre las características de un calzado fisiológico tanto para los niños sanos como especialmente para aquellos que presentan patologías y/o alteraciones.